Páginas

sábado, 13 de febrero de 2021

Litigios con el Agua . Pego-Oliva-Dénia 1984

 No debemos olvidar que el agua dulce es un recurso cada vez más escaso, ostentado desde siempre un enorme protagonismo, pero no tardará en ser considerada como el oro, de ahí los problemas unidos a la misma como recurso natural.

Desde antaño el agua, se convirtió en una fuente de enfrentamientos entre los usuarios, campesinos y autoridades. Para evitar que los extraños la robaran, no dudaban en recurrir a la violencia si era preciso, aunque la primera vía siempre era recurrir a la justicia en pleitos que podían durar años e incluso siglos. Esta problemática no es imputable a la misma agua, ya que la solución sobre la ordenación de los recursos hídricos, está en la buena voluntad de las personas, dirigentes de los pueblos y poderes políticos, con la finalidad de establecer claramente los derechos y deberes de cada partícipe. Pero no es tarea fácil hacer reconocer los derechos y deberes que cada uno tiene sobre el valor que ella representa, pues a lo largo de la historia, esta gestión ha sido asumida principalmente por poderes externos a los mismos usuarios del agua.

 


Personal técnico sostiene que, una cuenca fluvial debe ser administrada conjuntamente, pero la negociación de tratados multilaterales sobre el agua es un auténtico jeroglífico. Algunos son partidarios de crear un mercado internacional del agua para evitar conflictos, y otros vaticinan que “El agua será el origen de las guerras del siglo XXI”, aunque esta predicción es rebatida por Aaron Wolf, profesor de la Universidad del Estado de Oregón, geógrafo y director del proyecto de base de datos: Conflictos transfronterizos sobre el agua, “Transboundary Freshwater Dispute”.


Pero por el apego apasionado y moral que siento por el agua, me resisto a considerarla una simple mercancía, y deberíamos discernir sobre la intranquilidad que provoca la progresiva escasez de ella, que impide estudiar el pasado para predecir el futuro, sostenido que “gota a gota, el agua se agota”.

Si nos remontamos en la historia, en Mesopotamia ya se originó una verdadera guerra por el uso de los ríos Tigris y Éufrates, enfrentando a dos ciudades del sur del actual Irak. En nuestra zona de levante, podemos referenciar el pergamino escrito en árabe y fechado el año 619 de la Hégira, correspondiente al año 1223 de la Era Cristiana, en el cual ya se narra sentencia o arreglo de un pleito de aguas entre los árabes de las alquerías de Cárze y Torox, cercanas a la población de Sagunto, los cuales llevaban 20 años de discusión, según documentación del A.R.V.[i]  

Pero a partir de estos litigios y hasta nuestros días, basándose en los derechos y deberes sobre el aprovechamiento del agua, han continuado desencadenándose eternos enfrentamientos entre usuarios y poblaciones vecinas. Pues de una mejor o peor gestión de la misma, depende que el desarrollo de una región sea o no sostenible y económicamente rentable. El agua ha estado estrechamente ligada a las áreas clásicas de conflictos políticos, pero el aumento de su escasez consolidará las futuras disputas entre pueblos y cuencas vecinales.

Nuestra zona de la Marina Alta, no ha sido una excepción en las disputas que se tienen sobre las aguas, destacando algunos incidentes:


Pego-Oliva-Dénia:

Este incidente surgió entre las poblaciones de Pego y Oliva con Dénia. En 1983, con el fin de solucionar la carencia de agua de calidad en la vecina población de Dénia, la Conselleria de Obras Públicas, Urbanismo y Transportes de la Generalitat Valenciana y el consistorio Dianense, gestionaron con éxito un trasvase de tres hectómetros cúbicos de agua al año, desde los pozos que el Instituto para la Reforma y Desarrollo Agrario (IRYDA) tiene en la sierra de Mostalla entre los términos de las poblaciones de Pego y Oliva, para lo que se construyó una tubería de nueve kilómetros desde la población de Dénia a los acuíferos de la sierra de Mostalla, a través del paraje de “Les Aigües” en la confluencia de Pego y Oliva, desoyendo lo manifestado por los miembros del Instituto Geológico y Minero (IGM), que consideran:

 "que cualquier extracción masiva de los acuíferos costeros supone un grave riesgo de intrusión marina".

Constatando además, que en algunas zonas de la “Marchal” de Pego-Oliva, los índices de salinidad son muy elevados. Los regantes de Pego y Oliva, presuntamente afectados por el trasvase de estos tres hectómetros cúbicos al año a Denia, presentaron sus alternativas en la reunión celebrada por la Subcomisión de la Sequía, que presidía el gobernador civil de Alicante, D. Octavio Cabezas, con el objetivo era terminar con la guerra del agua desencadenada entre los pueblos de las comarcas de la Marina Alta y la Safor. Entre otras alternativas, propusieron la posibilidad de establecer un abastecimiento de agua a Denia, a través de los hipotéticos excedentes de agua del río Bullent, excedentes que en la actualidad carecen del caudal suficiente para desviar una parte de sus aguas a Denia.

Estas otras negociaciones de los representantes de los Ayuntamientos de Pego y Oliva con el consejero de Obras Públicas de la Generalitat Valenciana, Vicente Llombart, tampoco permitieron alcanzar un acuerdo. Pues mientras la Conselleria pretendía trasvasar a Denia 125 litros por segundo, los municipios de Pego y Oliva sólo estaban dispuestos a conceder un caudal equivalente a 60 litros por segundo. Todas las demás propuestas y alternativas que propusieron los vecinos y regantes de Pego y Oliva, fueron desestimadas por la autoridad competente.

(Periódico ABC del martes 28-8-84).

Pero con la finalidad de concluir el proyecto sin acuerdo previo entre las partes, en el verano de 1984, al intentar atravesar la carretera de Pego a Oliva y unir en el paraje de “Les Aigües” la tubería construida con los pozos del IRYDA, el día 27 de agosto por la mañana en el mismo paraje, se paralizaron las obras de la mencionada conducción por la fuerza del enfrentamiento personal entre els Defensors de l´aigua y la fuerza pública enviada por el delegado del Gobierno de la Comunidad Valenciana, D. Eugenio Burriel de Orueta.

Por lo que a partir de estos acontecimientos comúnmente descritos como la guerra de l´aigua, hizo inviable cualquier intento de solucionar la falta de agua vía acuerdos interterritoriales. Estos incidentes y daños en las instalaciones del IRYDA, fueron valorados en 25 millones de las antiguas pesetas, cantidad que dicho organismo reclamó a los agricultores de las respectivas localidades.

En el mismo periódico ABC del miércoles día 5 de octubre de 1984, en la pág. 10, sección Cartas al Director, se publica una carta de D. José Llorca Canet de Oliva, en la cual se detalla:

“Señor director: Hay que resaltar que hace unos años Benidorm pensó en utilizar las aguas subterráneas existentes en los términos de Oliva y Pego y que entonces se opuso Denia, “ya que se podían salinizar las aguas subterráneas” en perjuicio de las tres poblaciones. Pero esta población, en vez de tomar medidas y racionalizar la urbanización de su término municipal, atendidos sus recursos naturales, continúo con el caos urbanístico.

He ahí la noticia escuetamente. Pero ha ocurrido que han manipulado la noticia y se quiere hacer ver que Oliva y Pego se niegan a dar agua a Denia. Nada más lejos de la realidad. Desde un principio, se ha luchado por el no despilfarro del agua por parte de esta última...”

 


 

 



            [i]   Cit. Boix, Vicente: Fueros del Antiguo Reino de Valencia. Valencia. 1855. pág. 15.