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domingo, 19 de junio de 2022

La Alquería de Favara de Pego: Su mezquita, su Iglesia de San Pedro Apóstol y Panteón

 Favara “Fabara” de Pego, era una alquería musulmana del Reino de Taifas de Dénia, emplazada en el valle de Pego. Gozaba de unas once casas, un castillo[1] y una mezquita donde se reunían todos los musulmanes cuando debían rendir homenaje al nuevo señor en cualquier toma de posesión, y donde acudían a los oficios religiosos los pobladores de las alquerías vecinas de Favara. La alquería de Favara fue entregada en 1258 a las familias de Corts, Escrivá y Torres[2]. Posteriormente, fue comprada por Juan de Salanova el 12 de abril de 1420. Durante el siglo XII al XVII formó parte junto con Adzaneta y Benumea del Consejo de la Villa con un jurado y varios consejeros moriscos[3].

Si nos centramos sobre la ocupación musulmana de la península. Más allá de la duda razonable, la noche del 27 al 28 de abril del año 711, el musulmán Tarik “Táriq Ibn Ziyad, lugarteniente del Gobernador de Tánger, Musa Ibn Nusair, “Abu Abd ar-Rahman Musa ibn Nusayr ibn Abd ar-Rahman Zayd al-Lajmi” desde África y liderando un ejército de unos 9.000 hombres, desembarca en la península para ayudar al hijo de Witiza Agila II “Aquila, Achila o Akhila”, enemigo del Rey visigodo D. Rodrigo. En julio, Tarik vence en la batalla de Guadalete o “Wädï Lakko”, acontecida entre musulmanes y visigodos cerca de Algeciras, en la que muere el Rey Rodrigo.

La ocupación musulmana de nuestro valle integrado en el Sharq al–Andalus, según la denominación musulmana, fue perpetrada por el caudillo Abd al-Aziz ibn Musa ibn Nusai, entre los años 716–726. Ubicándose en lo que denominaron alquerías “al-qairiyyas”, caseríos o núcleos poblados dispersos en el mismo valle. Pego y las alquerías de su valle, fueron ocupadas por los musulmanes alrededor del año 726. Conquistadas posteriormente en 1244 por Jaime I de Aragón. La villa de Pego y su término fueron entregadas al infante Pedro, hijo de Jaime I, que crearía la baronía de Pego en 1262, posteriormente concedería carta de repoblamiento en 1279

Al crear Jaime I, el Reino de Valencia –actual Comunidad Valenciana–. La evangelización y conversión de los moriscos a la fe cristiana fue una de las prioridades del Reino, produciendo desde el mismo momento un interés en crear un plan de aculturación, control y conversión para que este colectivo morisco viviera según la fe cristiana y se bautizaran. Al efecto se promulgaron diversos edictos, y aunque muchos moriscos fueron bautizados a la fuerza, quedando convertidos en cristianos como medida impuesta sin predisposición a ello. Estas evidencias motivaron, el que las autoridades civiles y eclesiásticas percibieran, la enorme dificultad que sobrellevaba la total integración y conversión al cristianismo de los súbditos musulmanes conquistados. Con la finalidad de alcanzar dicho propósito, el Papa Clemente VII, decretó en 1524 que todas las mezquitas fueran consagradas como iglesias.

Con este decreto, muchas mezquitas se transformaron en iglesias, en las cuales se celebraba la Santa Misa a su modo y manera, recogiendo las primicias de las tierras que cultivaban sus pobladores, aunque en nuestra comarca, solamente las poblaciones de Dénia, Jávea y Pego tenían este privilegio y gozaban de Iglesia con párroco propio. A todo ello, también debió contribuir notablemente la falta de medios del momento y el que los curas o vicarios encargados de regirlas no estaban bien pagados y muchos sin demasiado ardor por sus feligreses. Pues algunos estaban temerosos de adentrarse en los pueblos del interior de la montaña morisca, limitándose a decir misa los domingos en latín y el sermón en castellano o valenciano, idiomas que muy pocos feligreses moriscos entendían. La lengua que se hablaba en estos lugares era un dialecto hispanoárabe bastante degradado por la falta de criterios preceptivos, los cristianos denominaban algarabía a este idioma y aljamía los moriscos. 

Según describe el canónigo e historiador José Sanchis y Sivera en su Nomenclátor Geográfico-Eclesiástico, en tiempos de Gaspar Juan Escolano, el castillo de Favara estaba arruinado y con el paso de los años desapareció (debió ser del tipo defensivo o de vigilancia a modo de una torre o muralla), es más, con los restos del mismo se construyeron diversas casas, y lo que era una mezquita musulmana, en 1535 se reconvertiría en Iglesia para dar culto a los nuevos cristianos y musulmanes conversos, −según consta en los registros conservados en Archivo parroquial de la Adsubia−. Parroquial y eclesiásticamente, formaba parte de la rectoría de Pego, de la que posteriormente se desmembraría−.

 En 1488 los propietarios en Favara eran:

En 1518 Alquería de Favara.- Tenemos unos 40 habitantes cuyas familias son:

 

En 1539 los propietarios en Favara eran:



Con el levantamiento de los moriscos andaluces en 1568, a cuyo frente se puso D. Fernando de Córdoba y de Valor (Aben Humeya), con D. Diego López (Abdallah Aben Aboo) y Faraig ben Faraix, muchos de los expulsados de las tierras granadinas, vinieron a establecerse en estos poblados del valle de Pego, como podrá verse en la nueva onomástica que aparece en el primer Libro de Acuerdos del consejo, de los Jurados y Consejeros de Adzaneta, Benumea y Favara, que no figuran en los libros de Amarillamiento anteriores.

En 1596.- El comtat d’Oliva va estar segrestat desde 1581 a 1594, sent el seu administrador Josep Vallés. En 1591, Magdalena de Centelles va donar Pego al seu fill Francesc de Borja, però aquest va morir en 1595. En 1596, en morir Magdalena de Centelles, la baronia de Pego i els llocs d’Atezenta, Benumeia, l’Atzúvia i Favara van passar al seu nét en Carles de Borja[4].

 

Relación de los Jurados y Consejeros de Favara que asistieron en 1606:








Relación de los Jurados que asistieron en 1609:


Relación de los Consejeros que asistieron en 1609:

 





En el arreglo de las rectorías propiciado por Juan de Ribera, Favara se erigió en parroquia independiente en 1574 con los anexos de Adzaneta, Benumea (Benumeya), Atzúvia del Castillo y de Francés Miró, siendo en Favara donde los vecinos acudían a la celebración de la misa dominical y festiva, alternándose semanalmente con la iglesia de San Sebastián de Benumea “Beumeia”. Describen, que dicha parroquia estaba administrada por los Padres Franciscanos. Consta que Mosén Hieroni Miro “Jeroni Miro (1587-1619)”, aparece como vicario de la Iglesia de Favara los años 1597 a 1599. Después sería rector de la parroquia de Favara de Pego desde 1604 a 1619. En 1664 el párroco de la Iglesia de San Pere, era Joan Sastre

Antiguas leyendas historias sobre la alquería de Favara refieren, que su infraestructura: castillo, casas, mezquita-iglesia y cementerio, debieron estar emplazados en los aledaños de la Trilladora entre un sector del actual Polígono Industrial, la empresa Vibrados Ortolá Sastre y otras naves industriales. Igualmente manifestaban, que en la época cristiana también existía en la parte posterior un cementerio dedicado a San Vicente Ferrer.

La alquería Favara tenía en 1602 quince casas y en tiempos de Gaspar Juan Escolano, constaba de once casas y se despobló en 1609 por la expulsión de los moriscos. Al expulsar los moriscos en 1609, quedaron en Pego y en sus alquerías gran número de moriscos conversos, cuya onomástica aún se conserva en nuestros días. Aparte de los descendientes de aquellos laboriosos pobladores de nuestro valle con los apellidos “cognoms” arábigos, también quedaron en Pego recogidos en las casas 71 moriscos, entre grandes y pequeños. Prueba de ello, y según describe Carmelo Giner Bolufer; en “La vida valenciana en 1945, almanaque para 1946”. Título: La onomástica árabe en Pego, págs. 293 a 298, es que en el archivo Parroquial de Pego, había un documento fechado el 19 de diciembre de 1609, en el que figuraban el nombre de los adoptantes y la relación numérica y edad de los moriscos recogidos.

Posteriormente, y según consta en la Escritura de nueva población, Favara fue repoblada el 10 de julio de 1611 junto con los lugares de Benumea y Adzaneta del término de Pego. 

 

CARTA POBLA DE FAVARA

“Estando en dicha zona de Benumea en 10 de julio de 1611, ante: Joseph Puig, Notario público por Autoridad Real de los Dominios de su Majestad Católica del Señor Real Felipe III, esta escritura fue otorgada por: D. Mateo Roda, como Apoderado del Excmo. Sr. D. Carlos de Borja y Centelles, −Duque de Gandía, Marqués de Llombay, Conde de Oliva− dueño de dichos lugares, y D. Diego Fernández de la Mesa, abogado de los Reales Consejos, vecino de esta ciudad, en nombre y como Procurador General de la Excma. Señora Condesa, Duquesa, de Benavente y Gandía, Marquesa de Llombay, Condesa de Oliva de una parte.

Y de otra parte:

Los nuevos pobladores: Jaime Sala; José Miralles, hijo de Luis (fallecido); José Peris; Miguel Sendra, hijo de Michael Sendra, nieto de Cosme Torres; Miguel Rafel; Jaime Sendra, Salvador Torra como padre y administrador legítimo de José Torra, menor de edad, José Bernardo Puig, hijo de José, Bartolomé Piera; Juan Escrivá, padre, Miguel Escrivá hijo de Juan Escrivá; Jaime Olzina; Pedro Martín; Jerónimo Cardona; Juan Martín; Cristóbal Carpi, Miguel Puig, menor, Francisco Miro, (llamado Diego), Juan Sendra y Francisco Serra”

Capitulaciones:

I. Primeramente, se ha de dar a cada poblador nuevo una heredad y casa, pagando censo, fadiga y luismo dos dineros por jornal, y diez y seis sueldos por cada casa, y la partición que abajo se dirá con respecto de los granos y frutos.

II. Ítem, se hayan de pagar por el derecho dominical, a saber es, del aceite al quinto, garrofa e higo y de más árboles al siseno, pagado primero diezmo y primicia.

III. Item, hayan de pagar por el derecho del trigo y lino y demás granos a la ochena, pagado primero diezmo y primicia.

IIII. Ítem, hayan de pagar de las viñas, así de vino como de pasa, al siseno, a saber, el vino al duel y la pasa después de hecha y enxuta, pagando primero diezmo y primicia.

V. Item, que todo censo, fadiga y luismo de casas y tierras hayan de pagar en dos iguales pagas, en cada un año, la una en San Joan de junio y la otra en Navidad.

VI Item, que todos los que tuvieren casa y tierras como nuevos pobladores, las hayan de conservar y conserven, a saber es, las casas a uso de buen arquitecto y la tierra a uso de buen labrador, y no haciéndolo así caigan en pena de comiso.

VII. Item, que ninguno pueda por ningún tiempo pedir licencia ni compellir a que se les dé para vender más de la mitad de las tierras que se le habrán dado como nuevo poblador, sin vender juntamente· con ellas la casa, a la qual hayan de estar siempre obligados la mitad de dichas tierras que se les diera.

VIII. Item, que así el aceite como el trigo, y otros qualesquier granos que se cogieren en ·dichas tierras, los hayan de llevar hacer moler a las almazaras y molinos del señor, sin que ninguno les pueda llevar a otra parte so pena de sesenta sueldos y perdición de dichos frutos y granos ..

VIIII. Item, se reservan para la señoría todas regalías como son carnicerías, con el “ius avltuallandi”, hornos, molinos, tiendas, almazaras, panaderías, tabernas y otras qualesquier que al presente son o por tiempo ·fueren, sin que, ninguno pueda pretender lo contrario so pena de confiscación de bienes.

X. Item, que dichos nuevos pobladores estén obligados a residir personalmente, en dichos lugares por tiempo de sets años, contadores del día del auto de esta capitulación adelante, con mujer y familia, so pena de comiso de casa y tierras.

XI. Item, que cualquier que sacare tierra nueva y plantare en ella viña, los primeros ocho años, contando desde el día que la plantare, no pague derecho ni partición alguna y pasados, pague como las demás viñas viejas según ·la presente capitulación, teniendo obligación de manifestar a nuestro bayle· el día que la plantare y quanta tierra será, para que se sepa cuando se devolverá el derecho.

XII. Item, que el que plantare oliveras no esté obligado a pagar derecho, ni partición alguna dentro de diez y seis años., teniendo la misma obligación que arriba se declara.

XIII. Item, se les permite que puedan coger cuatro barchillas de aceitunas para sus casas con que primero pidan licencia a la persona que estará en lugar del señor.

XIIII. Item, que la parte tocante a la señoría de garrofas, almendras y otros granos., mientras no estuvieren arrendadas, las hayan de llevar a la casa de la señoría, y estando arrendado, no tengan tal obligación sino que vaya el arrendador por ellas.

XV. Item, se les concede que puedan comer uvas y fruta, ellos y su casa, con que no sea con desorden.

XVI. Item, que no puedan cortar ningún olmo ni carrasca en término de Castellón y Favara, so pena de veinte y cinco libras.

XVII. Item, que hayan de pagar por cada marjal que se les diere, en la porción de la heredat que se les señalare, por censo, fadiga, loismo, lo que respectivamente se les señalare en los autos de establecimiento que a cada uno de los pobladores se le hiciere, conforme la calidad y valor de la tal marjal que se les estableciere sin tener obligación de pagar más porción ni derecho alguno de la hoja y demás frutos que en ellas se hicieren, por quitar toda manera de escrúpulos.

XVIII. Item, que hayan de pagar por el derecho de la paja una sarrieta de paja cada casa, sin tener más obligación de partición, la cual hayan de dar en la era.

XVIIII. Item, que no puedan cortar de pie ninguna olivera ni algarrobo, ni arrancar, que no sea pidiendo licencia primero a la persona que estuviere en lugar del señor, so pena de veinte y cinco libras. Sólo se les permite que, puedan cortar todo aquella que fuere en beneficio y provecho de dichos árboles, sin incurrir en pena alguna.

XX. Item, que todos los sobredichos capítulos y cada uno de por sí les hayan de observar y cumplir, so pena de veinte y cinco libras.

Don Diego Fernández de la Mesa Abogado de los Reales Consejos, vecino de esta ciudad, en nombre y como Procurador General de la Excma. Señora Condesa, Duquesa, de Benavente y Gandía, Marquesa de Llombay, Condesa de Oliva parezco ante V.m. como mejor proceda.

Digo: Que los derechos de dicha Sra. Excma. señora principal conviene se reciba una sumaria información de testigos Peritos que ofrezca a fin, y a efecto de probar y verificar la autentificación y veracidad de la Escritura de nueva Población, encartamiento de los Lugares de Benumea, Favara y Adzaneta construidos en el término de Pego, que otorgó Don Mateo Roda como Apoderado del Excmo. Sr. Don Carlos de Borja y Centelles Duque de Gandía, Marqués de Llombay, Conde de Oliva y Dueño de dichos Lugares de una parte.

 Y los nuevos pobladores de los mismos se nota ante: Joseph Puig Notario público por Autoridad Real de los Dominios De su Majestad Católica del Señor Real Don Felipe tercero, estando en dicho lugar de Benumea, en 10 de Julio de 1611. Cuyo documento signado y firmado por el propio Notario, Receptor según el estilo y práctica de los antiguos Fueros de este Reyno en debida forma para el enunciado fin exhibo.

Por tanto. V,m. pido y suplico que habido por exhibido dicho instrumento se sirva mandar recibir dicho sumario que ofrezco para el referido fin, dando comisión para ello.

RESUMEN: Carta puebla de los lugares de Benumea, Favara y Adzaneta, dentro del término de la villa de Pego, otorgada por Mateo de Roda; como apoderado de Carlos de Borja y Centelles, Duque de Gandía, etc...  Y señor de dichos lugares y sus nuevos pobladores.

ARV, Escribanías de cámara año 1767, exp. 52, ff. 482r-487v.
ARV, Real Justicia Año 1770; Nº808; Libro 27; Folio 387

Al repoblarse Favara, sobre los cimientos de la antigua mezquita que se ubicaba en dicha alquería, se edificó una Iglesia. Esta construcción se originó durante el reinado de Felipe III en cumplimiento de una orden decretada por Juan de Ribera –Patriarca Arzobispo de Valencia–, en el cual se ordenaba derribar la mezquita de dicha alquería y edificar sobre los cimientos de la misma la nueva iglesia y dedicarla bajo la advocación de San Pedro Apóstol. La iglesia-ermita y últimamente panteón de Favara, albergaba tres lienzos, el de San José, el de San Calixto Papa y el de San Pedro Apóstol, que presidía el altar, todos de autor desconocido. (Se tiene constancia que, Pere Joan Mir, con su hijo Bautista Mir y ayudado por Francisco Galtea, eran los albañiles que normalmente realizaban las obras al clero, y en 1680 se encontraban arreglando y luciendo en la Iglesia de San Pere de Favara).El fracaso de la repoblación es evidente, en 1623 constan quince propietarios, pero en 1675 sólo quedan cuatro.


Según los “Quinque Libri” de la Parroquia de San Pedro de Favara de Pego de (1736–1774); (1775–1808); (1808–1851). Libro Racional de (1778–1792). Libro de Cargos y Descargos (1667–1791), procedentes del archivo parroquial de Adsubia, se conservan en el Archivo Diocesano de Valencia. En ellos se describe el funcionamiento de la Parroquia de Favara. Como parroquia, Favara tenía adscritas y abarcaba las alquerías de Adzaneta, Benumea, Atzúvia dels Roques, Atzúvia de Castillo y Atzúvia de Miró, siendo en ella donde los vecinos acudían a la celebración de la misa dominical y festiva, alternándose semanalmente con la iglesia de San Sebastián de Benumeia, que actualmente está en ruinas. El del año 1736 está escrito en valenciano, siendo rector Mossén Miquel Geroni Escrivà.



Algunos de los bautizados en la Parroquia de San Pedro de Favara[5]:

 

Año

Apellidos

Nombre

1736

Sendra Gosp

María Ana Jasinta Rita

1736

Serra Transano

Visent Antoni Juseph

1736

Cervera Malonda

Toni Visent Ramón

1736

Tamarit Perles

Visenta Margarita Asencia

1737

Cervera Malonda

Betriu María Gerónima

1738

Tamarit Perles

Juseph Juan Geroni

1739

Sendra Gosp

Pasquala Jusepha María

1744

Llambies Sendra

Jaume Juan Francisco Geroni

1747

Llambies Serra

Juana Ana Bautista Petronilla

1748

Forques Serra

Francisca María Ana Petronila

1750

Pons Alós

Lorenzo Joseph Antonio Vicente

1751

Picornell Verdú

Miguel Antonio Pasqual Pedro

Desde antaño, ha existido una aureola de leyendas y misterio que han envuelto siempre a este lugar de Favara, pues se basaba en que con frecuencia aparecían restos óseos. Describen, que había una necrópolis romana confirmada por la existencia de buena cantidad de restos de fragmentos, pies de ánfora y abundante cerámica de la época romana que cubrían algunas sepulturas. Además, de este período también se encontró una moneda de Trajano. Algunos propietarios de los campos pertenecientes a esta partida de Favara, han encontrado diversas monedas antiguas, entre ellas, un seiseno o seisé valenciano perteneciente a la época de Felipe V, acuñada en el año de 1711.

“Dado el elevado número de enterramientos en las inmediaciones de dicha partida, se realizó en 1981 un estudio en el que quedó de manifiesto la existencia de un asentamiento romano. Gracias a Carmelo Giner, en las diferentes sepulturas halladas en 1966, se inventariaron diferentes piezas como, una jarrita de vientre abultado de cerámica común, una forma Hayes 200 de vajilla africana de cocina, un as de Trajano bastante gastado, etc. (Ver artículo de J.A. Gisbert Santonja, en la revista de Pego de 1981 y en “El mundo funerario romano en el País Valenciano” de Ricardo González)”

En épocas no muy lejanas, a los jóvenes que pasaban o jugaban en sus cercanías, les impactaba un temor enigmático, como es el caso que refiere Antonio Oltra “Canyot” en su libro “Els marges de la memòria”

“Quan eixíem amb el carret per fer herbes recorrent tots els bancals de l´Alter de Pau I el camí Vell, arribàvem fins a les Quatre Carreteres I a les Favares, però teníem un lloc tabú: un cementeri privat el panteó de la familia Cendra. Aquell edifici, com els cementeris de les películs d´indis i cowboys, ens feia caminar de pressa, sense aturarnos: sols quan l´havíen perdut de vista, tornàvem a estar tranquils…

… Tot començà aquell dia, vigília de Tots Sants, quan, jugant, sense pensar-ho, ens acostàrem al panteó. Ja avans havíem estat allí milers de vegades, sense que cap ànima no es mogués. Però aquell dia, sense que ningú no ho esperés, s´obri la porta de sobte i isqué la cosa més estranya que podíem somniar: un cos estret amb un coll llarg i un cap amb cabells blanquinosos… i no sé què més, perquè fugírem dáquell lloc a una velocitat digna d´una cursa d´alta competició…

 ... Aquell estrany cap era, de segur, el pinzell que llavors utilitzaven per emblanquinar els nínxols després de netejar-los, i el cos balnc i estret era la màniga blanca de la bata que tapava el braç del pintor encarregat d´allò. Desgraciadament mai no podré demostrar-ho. Aquest panteó perdura només en la forma. La seua comesa ja no és guardar les restes d´éssers humans. Aquestes han estat traslladades recentement al cementeri municipal”.



Pese a que antiguas leyendas mal contrastadas describen que Favara estaba ya deshabitada en el siglo XVIII, en los libros parroquiales conservados, se evidencia que en 1851 todavía se anotaban partidas sacramentales. Su despoblación definitiva debió producirse probablemente a consecuencia de la Desamortización de Mendizábal, en la cual se emitió un conjunto de decretos de expropiación y venta de terrenos y otras propiedades de la iglesia católica. Pascual Madoz refiere, que con las desamortizaciones, en 1855 se vende todo el ermitorio de Favara, al Mayorazgo D. Joaquín Antonio Cendra de Monserrat, por 8000 reales, posteriormente, la familia del Mayorazgo Cendra transformaría la ermita en un panteón privado de la familia.


Con el transcurrir de los años, se desarrolló en Pego desde 1979 a 1983 un Plan General de Ordenación Urbana, en el que se establecía una reparcelación de terrenos con la construcción de una circunvalación y un Polígono Industrial, con la disyuntiva de que en el mismo estaba incluida la alquería de Favara y los terrenos adscritos a ella. A consecuencia de estas obras, se destruyó todo lo que quedaba de Favara en 1983. Al tener que derrocar el panteón en la fecha indicada, se procedió al traslado de todos los enseres y restos humanos depositados en él. Las pinturas de San José y San Calixto Papa, y los restos humanos fueron trasladados al panteón de la familia Cendra del cementerio municipal de Pego. El lienzo de San Pedro Apóstol, está en el domicilio de un familiar.

Con las obras de reparcelación y construcción del Polígono Industrial, personas de Pego relataron, que las obras de reparcelación dejaron al descubierto numerosos restos humanos de los antiguos cementerios de la alquería de Favara. Manifestaron, que los restos estaban enterrados a poca profundidad y que el cementerio de Favara se encontraba a unos 100 metros en la dirección del Panteón hacia la zona deportiva de la Trilladora. Este hecho sembró polémica sobre cómo se estaban realizando las actuaciones y si se respetaba el hallazgo. Pero se procedió a taparlos y disimularlos sin efectuar estudio previo alguno que se tenga conocimiento[6]

Las heredades que en su día fueron la Alquería de Favara, estaban ubicadas en lo que actualmente corresponde a la Avenida Juan Carlos I, el tramo correspondiente entre la [7]rotonda de la carretera de Vergel, la Avenida Benitubes, la Cooperativa Agrícola de Pego, y la rotonda perteneciente a la Avenida del Mar, con la carretera que enlaza con la N-332.

De la alquería de Favara no quedan vestigios de las antiguas construcciones. En la actualidad, Favara es una partida del término municipal de Pego, emplazada en la zona industrial a las afueras de la población. Resumiendo, con la destrucción de un patrimonio histórico irrecuperable, hemos tirado cemento sobre los restos de dos cementerios, una mezquita, una iglesia y el panteón vigente.

 


[1] Las características del castillo eran del tipo defensivo o de vigilancia a modo de una torre o muralla

[2] Biblioteca Digital Valenciana. Mario Guillamón Vidal (fotógrafo).  Página 80.

[3] “La Vida Valenciana en 1944, Almanaque para 1945”. Título: Toponimia pegolina. Por Carmelo Giner Bolufer. Páginas 310 y 211

[4] A.M. de Pego. II Taller d´iniciació a la Història de Pego. Per Joan Miquel Almela Cots. 2013.

[5] “La vida valenciana en 1945, almanaque para 1946”. Título: La onomástica árabe en Pego. Por Carmelo Giner Bolufer. Páginas 293 a 298

[6] Con la reparcelación como polígono industrial, aparecieron todos los restos del cementerio, lo que motivó se procediese a taparlos y disimularlos, sin realizarse estudio alguno que se tenga conocimiento. Narración oral de Fernando Sendra Vicens (a) Chaparro residente en la C/ San Miguel de Pego.

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 Fondos y Fuentes Consultadas

·         Juan Bta. Bisquert Cendra

·         Carlos Cardona Doménech, "Historia y Costumbres de Sagra" pags. 25-28 (La Rectoría Constitución)

·         Gaspar Juan Escolano, Valencia 1560-Valencia 1619.

·         José Sanchis y Sivera. Nomenclátor Geográfico-Eclesiástico de los pueblos de la Diócesis de Valencia. Valencia 1922.

 

sábado, 13 de febrero de 2021

Litigios con el Agua . Pego-Oliva-Dénia 1984

 No debemos olvidar que el agua dulce es un recurso cada vez más escaso, ostentado desde siempre un enorme protagonismo, pero no tardará en ser considerada como el oro, de ahí los problemas unidos a la misma como recurso natural.

Desde antaño el agua, se convirtió en una fuente de enfrentamientos entre los usuarios, campesinos y autoridades. Para evitar que los extraños la robaran, no dudaban en recurrir a la violencia si era preciso, aunque la primera vía siempre era recurrir a la justicia en pleitos que podían durar años e incluso siglos. Esta problemática no es imputable a la misma agua, ya que la solución sobre la ordenación de los recursos hídricos, está en la buena voluntad de las personas, dirigentes de los pueblos y poderes políticos, con la finalidad de establecer claramente los derechos y deberes de cada partícipe. Pero no es tarea fácil hacer reconocer los derechos y deberes que cada uno tiene sobre el valor que ella representa, pues a lo largo de la historia, esta gestión ha sido asumida principalmente por poderes externos a los mismos usuarios del agua.

 


Personal técnico sostiene que, una cuenca fluvial debe ser administrada conjuntamente, pero la negociación de tratados multilaterales sobre el agua es un auténtico jeroglífico. Algunos son partidarios de crear un mercado internacional del agua para evitar conflictos, y otros vaticinan que “El agua será el origen de las guerras del siglo XXI”, aunque esta predicción es rebatida por Aaron Wolf, profesor de la Universidad del Estado de Oregón, geógrafo y director del proyecto de base de datos: Conflictos transfronterizos sobre el agua, “Transboundary Freshwater Dispute”.


Pero por el apego apasionado y moral que siento por el agua, me resisto a considerarla una simple mercancía, y deberíamos discernir sobre la intranquilidad que provoca la progresiva escasez de ella, que impide estudiar el pasado para predecir el futuro, sostenido que “gota a gota, el agua se agota”.

Si nos remontamos en la historia, en Mesopotamia ya se originó una verdadera guerra por el uso de los ríos Tigris y Éufrates, enfrentando a dos ciudades del sur del actual Irak. En nuestra zona de levante, podemos referenciar el pergamino escrito en árabe y fechado el año 619 de la Hégira, correspondiente al año 1223 de la Era Cristiana, en el cual ya se narra sentencia o arreglo de un pleito de aguas entre los árabes de las alquerías de Cárze y Torox, cercanas a la población de Sagunto, los cuales llevaban 20 años de discusión, según documentación del A.R.V.[i]  

Pero a partir de estos litigios y hasta nuestros días, basándose en los derechos y deberes sobre el aprovechamiento del agua, han continuado desencadenándose eternos enfrentamientos entre usuarios y poblaciones vecinas. Pues de una mejor o peor gestión de la misma, depende que el desarrollo de una región sea o no sostenible y económicamente rentable. El agua ha estado estrechamente ligada a las áreas clásicas de conflictos políticos, pero el aumento de su escasez consolidará las futuras disputas entre pueblos y cuencas vecinales.

Nuestra zona de la Marina Alta, no ha sido una excepción en las disputas que se tienen sobre las aguas, destacando algunos incidentes:


Pego-Oliva-Dénia:

Este incidente surgió entre las poblaciones de Pego y Oliva con Dénia. En 1983, con el fin de solucionar la carencia de agua de calidad en la vecina población de Dénia, la Conselleria de Obras Públicas, Urbanismo y Transportes de la Generalitat Valenciana y el consistorio Dianense, gestionaron con éxito un trasvase de tres hectómetros cúbicos de agua al año, desde los pozos que el Instituto para la Reforma y Desarrollo Agrario (IRYDA) tiene en la sierra de Mostalla entre los términos de las poblaciones de Pego y Oliva, para lo que se construyó una tubería de nueve kilómetros desde la población de Dénia a los acuíferos de la sierra de Mostalla, a través del paraje de “Les Aigües” en la confluencia de Pego y Oliva, desoyendo lo manifestado por los miembros del Instituto Geológico y Minero (IGM), que consideran:

 "que cualquier extracción masiva de los acuíferos costeros supone un grave riesgo de intrusión marina".

Constatando además, que en algunas zonas de la “Marchal” de Pego-Oliva, los índices de salinidad son muy elevados. Los regantes de Pego y Oliva, presuntamente afectados por el trasvase de estos tres hectómetros cúbicos al año a Denia, presentaron sus alternativas en la reunión celebrada por la Subcomisión de la Sequía, que presidía el gobernador civil de Alicante, D. Octavio Cabezas, con el objetivo era terminar con la guerra del agua desencadenada entre los pueblos de las comarcas de la Marina Alta y la Safor. Entre otras alternativas, propusieron la posibilidad de establecer un abastecimiento de agua a Denia, a través de los hipotéticos excedentes de agua del río Bullent, excedentes que en la actualidad carecen del caudal suficiente para desviar una parte de sus aguas a Denia.

Estas otras negociaciones de los representantes de los Ayuntamientos de Pego y Oliva con el consejero de Obras Públicas de la Generalitat Valenciana, Vicente Llombart, tampoco permitieron alcanzar un acuerdo. Pues mientras la Conselleria pretendía trasvasar a Denia 125 litros por segundo, los municipios de Pego y Oliva sólo estaban dispuestos a conceder un caudal equivalente a 60 litros por segundo. Todas las demás propuestas y alternativas que propusieron los vecinos y regantes de Pego y Oliva, fueron desestimadas por la autoridad competente.

(Periódico ABC del martes 28-8-84).

Pero con la finalidad de concluir el proyecto sin acuerdo previo entre las partes, en el verano de 1984, al intentar atravesar la carretera de Pego a Oliva y unir en el paraje de “Les Aigües” la tubería construida con los pozos del IRYDA, el día 27 de agosto por la mañana en el mismo paraje, se paralizaron las obras de la mencionada conducción por la fuerza del enfrentamiento personal entre els Defensors de l´aigua y la fuerza pública enviada por el delegado del Gobierno de la Comunidad Valenciana, D. Eugenio Burriel de Orueta.

Por lo que a partir de estos acontecimientos comúnmente descritos como la guerra de l´aigua, hizo inviable cualquier intento de solucionar la falta de agua vía acuerdos interterritoriales. Estos incidentes y daños en las instalaciones del IRYDA, fueron valorados en 25 millones de las antiguas pesetas, cantidad que dicho organismo reclamó a los agricultores de las respectivas localidades.

En el mismo periódico ABC del miércoles día 5 de octubre de 1984, en la pág. 10, sección Cartas al Director, se publica una carta de D. José Llorca Canet de Oliva, en la cual se detalla:

“Señor director: Hay que resaltar que hace unos años Benidorm pensó en utilizar las aguas subterráneas existentes en los términos de Oliva y Pego y que entonces se opuso Denia, “ya que se podían salinizar las aguas subterráneas” en perjuicio de las tres poblaciones. Pero esta población, en vez de tomar medidas y racionalizar la urbanización de su término municipal, atendidos sus recursos naturales, continúo con el caos urbanístico.

He ahí la noticia escuetamente. Pero ha ocurrido que han manipulado la noticia y se quiere hacer ver que Oliva y Pego se niegan a dar agua a Denia. Nada más lejos de la realidad. Desde un principio, se ha luchado por el no despilfarro del agua por parte de esta última...”

 


 

 



            [i]   Cit. Boix, Vicente: Fueros del Antiguo Reino de Valencia. Valencia. 1855. pág. 15.

viernes, 10 de julio de 2020

PEGO «Villa Leal y Fiel»



Los árabes trajeron la prosperidad al Valle de Pego y enseñaron a sus pobladores el manejo de nuevas técnicas de regadío para explotar sus ricas tierras. Las guerras con los cristianos despoblaron el valle hasta que llegaron los catalanes.

Los historiadores de la Villa resaltan la huella dejada por las «gentes de Barcelona» que han creado la «idiosincrasia, el carácter y el temperamento» de las gentes de Pego desde que llegaron a estas tierras para repoblarlas hace más de setecientos años

En la historia de la Villa de Pego» escrita por Bernardino Sastre Ferrando, Manuel Giner Pascual, Jorge García Bañuls y José María Alcina Sala, se asegura que la denominación de Pego procede de los romanos y guarda relación
con los tributos que se cobraban en todos los «Pagos». Estos eran concentraciones de casas rústicas situadas en las colinas de las campiñas, próximas a las tierras de cultivos. Para defenderse de los conquistadores, los «Pagos» estaban amurallados y el actual Pego conserva esta huella de su historia en el Portal de Sala, que franquea el casco viejo del pueblo.


LUCHAS Y PRIVILEGIOS

La villa fue habitada desde tiempos remotos por los celtíberos, fenicios, griegos, romanos y árabes. Muros ciclópeos, hachas de pedernal, barras ibéricas, roturaciones de tierras, forman parte de la vida de los antiguos moradores de Pego. Las investigaciones históricas de Salvador Climent y Joan Miquel Almela cuentan que en la Montañeta Verda y el Tossal de Bullentó se han encontrado cerámicas decoradas de entre los años 4000-2000 antes de Cristo, restos de poblaciones de la Edad del Bronce en la Marjal, que más tarde fue amurallada por los romanos que cazaban y pescaban en los humedales.

Los árabes protagonizaron en la villa una época de gran prosperidad y la población aumentó considerablemente, atraída por la riqueza que generaba el valle con las nuevas técnicas de regadío, la roturación de secanos y la explotación de nuevos cultivos, protegidos por los castillos de Ambra, Favara, Castellar y Gallinera. Durante la Reconquista don Jaime, Rey de Aragón, se apoderó de Pego, que estaba en manos del caudillo árabe Alazdruch en 1274.

REBELIONES

Las relaciones entre conquistadores y moradores no fueron fáciles, con frecuentes rebeliones de los árabes que no aceptaron su condición de vasallos, lo que obligó a Don Jaime a recabar la ayuda de los caballeros cristianos. Como resultado de estas luchas el Valle de Pego quedó en manos cristianas y se constituyó la organización política de la Villa con un Bayle, un Alcaide, un Justicia, un Síndico y dos Jurados, que eran los encargados de administrar la política y la justicia. Las consecuencias de las guerras con los árabes despoblaron el valle y fue en el siglo XIII cuando Don Pedro, hijo del Rey de Aragón, dispuso que fuera repoblado con «gentes de Barcelona», según Sastre, Giner, García y Alcina.

A cada uno de los nuevos pobladores se les dio entre seis y diez yeguadas de tierra, se les eximió de pagar impuestos a cambio de pagar una renta vitalicia. El éxito de la repoblación fue decisivo, hasta el punto que los autores consideran que el carácter de los pegolinos «fue legado por el pueblo catalán». Los privilegios de Pego para poner penas y administrar sus tierras originaron enfrentamientos con los nobles, pero su adhesión a los ejércitos de los reyes Felipe III —en la expulsión de los moriscos— y más tarde a Felipe V —tras la Guerra de Sucesión— merecieron la distinción real de Villa Fiel y Leal.


Compendio de civilizaciones, culturas y tradiciones religiosas


Pego conserva las huellas de las civilizaciones más remotas. Cerámicas de la Edad del Bronce, restos de villas romanas, vestigios árabes e iglesias de los siglos XVI y XVII. Asimismo, dispone de varias ermitas erigidas sobre lo que fueron antiguas alquerías árabes del municipio PEGO.

La historia de Pego conserva algunos vestigios de sus pobladores más remotos, del Paleolítico a las civilizaciones romana y árabe. En Benirrames, la Montañeta Verda, el Ambra y el Tossal del Bullentó se han encontrado restos del hombre prehistórico: de sus costumbres de caza y cerámicas decoradas de entre los años 4000-2000 antes de Cristo. En la Marjal se hallaron restos de aguajas de hueso de la época del Bronce y en la carretera de Pego a Benidorm, en el puerto de Sagra, hay varias estructuras defensivas, cerámicas, molinos barquiformes y cantos rodados, según el relato de los historiadores Salvador Climent y Joan Miquel Almela.



DOMINACIÓN ROMANA

La dominación romana en Pego dejó su huella en los importantes enterramientos
hallados en la partida de Gaya y la villa romana de Benigánim, de los siglos VI y VII después de Cristo. Con la llegada de los árabes en el año 726 Pego se repobló de alquerías y registró una gran transformación agraria mediante las nuevas técnicas de riego que trajeron los nuevos dominadores. Uno de los símbolos más visibles de su paso por la población lo constituye el castillo de Ambra, auténtica vigía defensiva de Pego en lo alto de uno de sus montes más imponentes.

LA MURALLA

Pero estas huellas son una pequeña parte de una historia llena de avatares y luchas que se llevaron por delante pasados esplendores de las civilizaciones que pasaron por Pego. 
Un paseo por el pueblo siguiendo las pautas de su callejero nos lleva hasta los restos de lo que fue el recinto amurallado que sirvió para defender a la población.
La muralla con sus 16 torreones data del siglo XIII y el antiguo foso que la rodeaba desapareció en la guerra de Sucesión y con el ensanche del pueblo. De las tres puertas que franqueaban la muralla sólo queda hoy una, la del Portal de Sala que da paso al casco histórico. A partir de aquí nos encontramos con la Casa de la Cultura del siglo XVII que acoge al Museo Etnológico, el de Arte Contemporáneo y el Lienzo de la Muralla. A pocos metros se halla la iglesia de La Asunción, del siglo XVII, que guarda en su interior el retablo de Nuestra Señora de la Esperanza, de principios del siglo XV, obra de Antonio Peris, la cruz procesional de plata de gótico florido y abundante orfebrería del siglo XV.
El campanario de la Iglesia se alza majestuoso sobre Pego y es como el estandarte del pueblo.

EMBLEMA

Pero el corazón religioso de los pegolinos se vuelca con su patrón el Santísimo Ecce-Homo que se venera en la capilla del mismo nombre, dentro del recinto amurallado y a escasa distancia de La Asunción. La información municipal habla de esta capilla como la de un edificio emblemático, asentado sobre un antiguo hospital de pobres, enfermos y peregrinos. Fray Francisco Cabeza fue el arquitecto y concibió la capilla con una cúpula octogonal de 21 metros, emplazada sobre la linterna de una forma tan audaz que causó el asombro en la Academia de San Fernando de Madrid.

El templo recuerda la concepción arquitectónica del Santa Sepulcro de Jerusalén con seis altares franqueando el altar mayor donde se halla el Ecce Homo. La fachada principal es de piedra picada en las esquinas y la portada contiene bellos pilares y contrapilares dóricos, acabados en el siglo XVIII. El color dorado domina todas las estancias de la capilla, verdadero símbolo de Pego.

ERMITAS

Una parte muy agradable del paseo cultural por la población es conocer la red de ermitas diseminadas por el casco histórico y las afueras del pueblo. Entre las primeras hay que citar las de San Miguel, San José y San Lorenzo.

La ermita de San Miguel fue construida en el siglo XVI sobre una posible sinagoga judía y contiene en su interior una talla de la Purísima del siglo XVIII y un lienzo inacabado de un siglo antes. La de San José fue terminada en 1677 y en la de San Lorenzo se puede contemplar un pequeño templo cerrado por una verja de hierro forjado. El discípulo de Juan de Juanes, Nicolás Borras, pintó las tablas del altar mayor de la ermita de San Juan Bautista en 1588, que se localiza en la carretera de Pego a Ebo, hoy de propiedad privada, en la partida de Benimuleima, que era una antigua alquería islámica.

Es una nave única de arcos ojivales con predominio de las formas góticas. En su interior destaca el retablo de San Antonio y San Roque. En esta ermita se celebra la fiesta tradicional del Porrat cada 17 de enero con la celebración de una misa y la bendición de los animales. Para alcanzar la bendición del Santo y «guardar el dolor de barriga» es costumbre de los pegolinos dar tres vueltas a la ermita.
  
En otra antigua alquería islámica, llamada Benumeia, está la ermita dedicada a San Sebastián, de estilo colonial del siglo XVIII. El lugar quedó despoblado un siglo después y el edificio se ha ido deteriorando. Por último, la ermita de San Joaquín posee en su interior dos lienzos de la Anunciación y de la Adoración de los Pastores y se puede visitar durante la Semana Santa.

CASTILLO

La visita cultural a Pego se corona en el castillo de Ambra, que se levanta sobre un monte de 260 metros de altitud en lo que fue un despoblado del Neolítico. La fortaleza data del siglo XI-XII y su perímetro cuenta con un doble recinto amurallado de la época almohade.
El castillo está flanqueado por cuatro torres cuadrangulares y su privilegiada situación fue utilizada para apaciguar las rebeliones. No obstante, perdió importancia cuando en el siglo XIII los cristianos amurallaron la villa de Pego para defenderse de sus agresores.

La capilla del Ecce Homo, símbolo religioso del pueblo, levantó la admiración de los académicos de las artes de San Fernando de Madrid por su audacia arquitectónica. Su cúpula octogonal de veintiún metros recuerda la forma del Santo Sepulcro y la iglesia de los Templarios de Jerusalén.

Fuente:
Periódico ABC. Madrid. 02/02/2000